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La incondicional.

No sé cómo le gusta venir a estos lugares, definitivamente a mí no me gusta, prefiero que estemos solos. Aquí todo el mundo está fumando y el humo me irrita, me molesta, es verdad. He intentando pasarlo por alto, pero la verdad es que me molesta mucho el humo del cigarro. Además, cuando venimos aquí todas esas zorras se acercan a él y lo tocan, le acarician las manos y la cara descaradamente, yo no lo soporto. ¡Me molesta mucho como él permite que  las vedettes esas lo toqueteen en mi presencia!

Como podrán ver, a veces, o más  bien, la gran mayoría de las veces, él es muy desconsiderado conmigo. Me consuelo pensando que al final del día yo soy la única que se va con él a casa y que seguramente, cuando lleguemos querrá tocarme de nuevo, como solo él lo hace…

Aunque tengo que decir que otra de las cosas que me molesta de venir aquí es que me toca en frente de todo el mundo, no sé cómo no le da pena, no tiene pudor. Yo me avergüenzo cada vez que lo hace, pero honestamente, nunca me puedo resistir, ni aquí ni en ningún lado…

Tenemos años juntos, y sé que me quiere, me lo ha dicho, en sus más terribles borracheras me lo ha dicho. Y vaya que he precenciado sus borracheras, eso y mucho más, incluso he tenido que presenciar cuando se acuesta con otras.

Es cruel, me deja ahí en frente mirando todo, y no puedo hacer nada al respecto, y muero de celos cuando sus dedos acarician el cuerpo de alguna paliducha cualquiera, “¿Cómo puede preferir eso que mi piel dorada? “ me digo cuando me obliga a presenciar esos actos.

También estoy con él cuando se droga, soy la única presente cuando se inyecta heroína, no sé si eso deba hacerme sentir orgullosa, probablemente no. Nunca he podido hacer nada para detenerlo, la verdad es que muchas veces, bajo el efecto de la droga me ha tocado mejor que nunca y lo he disfrutado tanto como él.

Yo por mi parte, lo idolatro, sin él no tendría vida, es así, no hay más. Él me da vida. Sin él, yo no sería nada, probablemente habría acabado tirada en algún callejón o tal vez estaría en posesión de algún obtuso que no tendría idea de cómo tocarme…

¡Oh no! Aquí comienza ya. Primero me masajea, sus manos son ultra relajantes. Después coloca sus dedos en puntos estratégicos, no hace nada todavía pero ya nada más de ponerlos la piel se me eriza. Luego su boca, cuando pone sus labios sobre mí, ya fue…

Empieza a mover sus dedos, arriba abajo, 1 y 2, 1 y 3, 1, 2 y 3, DOS al mismo tiempo, TRES AL MISMO TIEMPO. ¡DIOS! Pierdo el control, él me posee.

En este momento ni todo el humo de cigarro del mundo me molestará, y a pesar de que sigo avergonzada de que haya tanta gente mirándonos yo no me puedo resistir, caigo rendida a sus manos.

Si, tócame… Asi ¡Más! Amo tus labios. ¡Amo tus dedos! ¡MÁS! ¡MAS! MAAAAAAAAS…

Ufffff, terminó. Todo el mundo nos aplaude como siempre, se ponen de pie, dejan sus copas y nos aplauden. Bueno, probablemente, al que le aplaudan sea a él y sinceramente me importa poco que no me aplaudan a mí.

A mí solo me interesa irme a casa con él al final de la noche…

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